Fallecimiento de Artigas

Imagen via Banco de Imágenes.

El 23 de septiembre recordamos 171 años del fallecimiento de José Gervasio Artigas. Todos sabemos que nació el 19 de junio de 1764, y falleció el 23 de septiembre del año 1850, entre ambas fechas transcurrió una vida, la del prócer de la Patria. Una vida generosa en principios y valores, en ideas y concreciones, también en éxitos y fracasos.

El  19 de junio de 1764, Doña Francisca Antonia Arnal, su madre, dio a luz a José Gervasio en la ciudad de Montevideo, el niño trajo  alegría a la familia Artigas, descendientes de los fundadores de Montevideo, concurrió a la escuela de los padres franciscanos, donde aprendió a leer y a escribir.

A los 14 años, ya adolescente, sus padres lo enviaron a uno de sus establecimientos en el campo, donde pasó unos años, esa fue su verdadera escuela, allí desarrolló actividades propias del campo como andar a caballo, hacer rodeo de ganado, domar potros, atravesar a nado los arroyos, entre otras.

Allí conoció los habitantes y el suelo oriental, aprendió de sus necesidades y de su realidad, se relacionó con gauchos, e indios incluso vivió con los charrúas que poblaban nuestras llanuras, también conoció algunos pero pocos estancieros y con esclavos que seguramente, le habrán contado relatos de mundos lejanos, canciones y bailes de su Africa natal.

 Todos ellos lo acompañaron en su gesta por la Banda Oriental. Todos confiaron en él, y formaron su ejército montonero y rebelde, que supo encender el fuego revolucionario del suelo patrio.

La Revolución urgente, empezó sin él en Asencio, pero poco tiempo después en la ciudad de Mercedes entró como líder al frente de las tropas que pudo reunir para llevar el “estandarte de la Libertad” hasta los muros de Montevideo.

Las Piedras, en 1811 lo enalteció como militar, las Asambleas Orientales lo vieron nacer como estadista, el Éxodo lo confirmó como Jefe de los Orientales y sin dudas es el Congreso de XXX y las Instrucciones de 1813 que lo consolidan como republicano y demócrata.  Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana sentó las bases del sistema, del respeto, y es en 1815 que se exalta como figura social al decir en el Reglamento de Tierras que los más infelices serán los más privilegiados, tomando en cuenta las bases revolucionarias, cumpliendo con el deber moral de proteger a los más pobres, pero generando hábitos de trabajo, ya que las tierras que se recibían tenían que ser pobladas y trabajadas. También en 1815, mostró su preocupación por la educación y la cultura, al apoyar la fundación de la primera Biblioteca diciendo “Sean los Orientales tan ilustrados como Valientes”.

Su figura trasciende fronteras, la liga Federal, el Protectorado de los Pueblos libres, lo hacen popular en las hermanas Provincias argentinas enfrentadas al centralismo de Buenos Aires.

Su enemistad con la ex capital, poderosa y altiva rival del puerto montevideano, celosa de su poder, y riqueza, lo llevaron a enfrentarse con los más poderosos.  Los portugueses atentos a este territorio abrieron la difícil lucha en dos frentes.

Imposible para el Jefe de los Orientales, la lucha despareja en armas y hombres, no así en valor y coraje, las traiciones propias del egoísmo humano, lo llevaron a partir hacia Paraguay en septiembre de 1820. Es allí donde terminará su vida, a los 86 años, junto a su esclavo Ansina seguramente recordando su amada Provincia ya convertida en República, que le reclamó sin éxito su presencia en diversas oportunidades.

Por eso, hoy al conmemorarse otro aniversario de su muerte, recordamos la esencia de su pensamiento, pero también al hombre ese que describió el sacerdote Dámaso Antonio Larrañaga, cuando lo visitó en Paysandú, diciendo

” en nada parecía un general, su traje era de paisano, y muy sencillo, pantalón y chaqueta azul…. De estatura regular, y robusta, de color bastante blanco, de muy buenas facciones con la nariz aguileña, pelo negro y con pocas canas…. Conversación pausada….conoce mucho el corazón humano, principalmente el de nuestros paisanos … todos le rodean y todos le siguen con amor…”

Su figura y su ideario han sido recordados de muchas maneras, en textos, documentos, en canciones y poemas, por eso me gusta terminar con estos versos del olvidado Himno a Artigas:

“El Padre nuestro Artigas, señor de nuestra tierra, que como un sol llevaba la libertad en pos.

Hoy es para los pueblos el verbo de la gloria para la Historia un genio, para la Patria un Dios.”

Escrito por: Profesora y Escribana Liliana López.